Esta pequeña plaza situada en el corazón del casco antiguo, en el antiguo arrabal de La Musalla que surge al amparo de la Catedral fue uno de los lugares preferidos como residencia de la aristocracia durante los siglos XVI al XVIII.
Desde la plaza podemos observar la parte de la Catedral que se corresponde con la girola, donde destaca sobremanera el famoso y mal llamado Sol de Portocarrero.
Aunque el obispo Portocarrero tenía un sol dentro de su escudo, es bastante distinto al de Villalán, auténtico creador del que observamos y que nada tiene que ver con la heráldica. Una de las diferencias es que el sol del escudo de Portocarrero sólo tiene solo 16 rayos separados de la línea de la cara por un círculo, mientras que el de Villalán presenta 36 rayos unidos a la cara.
El hecho es que es llamativo ver un símbolo supuestamente pagano en un lugar cristiano, sin embargo Villalán pretendía representar el renacer del Cristianismo a través de un sol encarado hacia oriente, cuyos rayos serían los que nos iluminasen en el nuevo camino de la fe.
La plaza está dedicada a Juan F. Juan León Bendicho y Quelty, que nació en Málaga en 1809, y tras contraer matrimonio con Doña María Dolores Puche, fijó su residencia en Almería.
En la plaza se encuentra el edificio civil más antiguo de la ciudad “La Casa de los Puche”, que data del siglo XVIII, cuando una antigua familia noble llega a Almería con los primeros pobladores cristianos en 1494.
Se divide en dos plantas donde en cuya fachada destacan la portada de cantería, enmarcada con columnas que albergan un arco de medio punto, sobre el que se eleva el escudo familiar y la rejería del balcón.
Junto a la Casa de los Puche, y situada en la misma línea, está la Casa de la Música, del siglo XIX, restaurada y actual sede del Patronato Provincial de Turismo.
En el centro de la plaza, se halla el busto de la poetisa Celia Viñas quien ejerció como profesora en la capital durante los años de la posguerra.