El Palacio de San Telmo fue construido en 1682 para albergar el Colegio Seminario de la Universidad de Mareantes. En 1849 pasa a ser residencia de los Duques de Montpensier, que realizaron grandes actuaciones, entre ellas se finaliza la torre norte y se construyen la portada del apeadero, el ala este y el salón de baile. Las nuevas estancias son estucadas y doradas por Pelli y Rossi y vestidas sus paredes por pinturas traídas del Palacio de Vista Alegre. Los techos del salón de baile son decorados por Rafael Tejeo.
Es uno de los edificios más bellos de la ciudad de Sevilla, tiene planta rectangular con cuatro torres y un gran patio central, destacando su portada del siglo XVIII, de Leonardo de Figueroa, y su fachada lateral, que cuenta con esculturas dedicadas a personajes ilustres de Sevilla y realizadas por Antonio Susillo.
El Palacio disponía de agua corriente, cuartos de baño, electricidad, telégrafo e incluso embarcadero propio para acceder al Guadalquivir, así como unos jardines al estilo versallesco, de más de dieciocho hectáreas de extensión, que más tarde serán el Parque de María Luisa.
La Capilla del Palacio de San Telmo representa una joya del arte andaluz y español, de una sola nave, con bóveda de cañón y cinco retablos: el principal, dedicado a la Virgen del Buen Aire, dos en el lado de la Epístola, con santo Tomás de Aquino y san Antonio, y otros dos en el del Evangelio, presididos por un Cristo crucificado y san José.
Doña María Luisa Fernanda, a su muerte en 1897 dona el Palacio al Arzobispado. En 1901 pasa a ser Seminario Diocesano, periodo en el que se realizan importantes modificaciones, sobre todo en el ala sur y patio del apeadero. Desde 1989 pertenece a la Junta de Andalucía que, tras rehabilitar varias zonas y volver a recuperar su condición de palacio, lo convierte en abril de 1992 en la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.