La historia de la Giralda, se remonta a la época almohade, cuando fue mandada a construir por el califa Abu Yaqub Yusuf en el año 1184.
Esta torre alminar, cuya función era la de llamar al rezo a los fieles musulmanes, se levantó a imagen de su hermana gemela de Marrakech, la torre Kutubia.
En la actualidad la Giralda alcanza los 104 metros de altura, si contamos su veleta, el famoso Giraldillo, lo que la hizo ser durante siglos la torre más alta, no solo de España, si no de Europa.
La Giralda exhibe orgullosa una mezcla de estilos que refleja a la perfección el paso de las distintas culturas que vivieron en la ciudad de Sevilla. Esta mezcla se observa en los distintos cuerpos en los que se distribuye la torre, cada uno de ellos con elementos de una cultura distinta.
Así, el primer cuerpo, el de origen musulmán, se levanta a más de 50 metros de altura sobre una base cuadrada de unos 13 metros de lado, hecha con sillares de piedra y mármol procedentes de los antiguos edificios romanos de la zona y en los que no es difícil encortar inscripciones con grafía latina.
Sobre esta base, se levanta el cuerpo principal de la torre, hecho de ladrillo y de forma cuadrada con un prisma central rodeado por cuatro muros externos. Entre ambas estructuras, nos encontramos con 35 rampas de ascenso en lugar de escaleras, lo que dota a la torre de una amplitud poco habitual. Este hecho se debe a que por las dimensiones de la torre, se buscó una forma de que el Muecín pudiera subir rápidamente hasta la parte alta de la misma para llamar al rezo, lo que se consiguió con estas amplias rampas que permitian el ascenso a caballo.
La decoración de este primer cuerpo de la torre, se basa en arcos de herradura, semicirculares o polilobulados agrupados en retículas de paños de superficie amplia que le otorgan un aspecto de entramado conocido como Sebka.
Sobre este primer cuerpo de origen musulmán, se levanta el segundo cuerpo de la torre, ya de origen cristiano y de estilo renacentista.
Este segundo cuerpo levantado por Hernán Ruíz II en el siglo XVI, se construye entre los años 1542 y 1568 y se compone de un cuerpo de campanas levantado entre 1560 y 1562 y que consta de 24 campanas, de las que la más grande es la de Santa María Mayor.
El cuerpo de campanas está rematado por la Terraza de las Azucenas en cuyas esquinas se observan 4 jarros de azucenas de bronce. Sobre este cuerpo de campanas, se ubica el cuerpo del reloj. El primer reloj de la catedral se inauguró el 20 de junio del año 1400 aunque de el sólo se conserva la campana, la más antigua de la catedral, llamada de San Miguel de la Victoria. El reloj que se puede ver actualmente en la sexta cámara de la torre fue diseñado por José Cordero en 1764, como atestigua una placa que se encuentra junto al mismo.
En torno a este reloj corren historias bastantes curiosas, la primera de ella nos habla de que el reloj que se inauguró en 1400 ante el Rey Enrique III, fue atrasando poco a poco, por lo que el Cabildo encargó otro que tardó más de 7 años en construirse.
Este nuevo reloj, diseñado por José Cordero levantó una gran expectación en la ciudad, sin embargo en el momento de su inauguración el 7 de diciembre de 1765, se comprobó que el reloj atrasaba 10 minutos. Este hecho no seria de mayor relevancia, si se hubiera solucionado, pero el hecho es que no se hizo y esto tuvo repercusiones en las relaciones entre el Cabildo municipal y la catedral, ya que en cierta ocasión, el Cabildo fue invitado a un acto solemne a la catedral, al que llegaron 10 minutos tarde, cuando el acto ya había comenzado, por lo que se consideró una violación del protocolo. A raíz de este hecho, se cuenta que la ciudad se regía por dos horarios distintos, el de la catedral, con diez minutos de atraso, y el del Ayuntamiento.
Esta no es la única anécdota que se refleja en torno a este retraso del reloj de la catedral, ya que según se cuenta, en los años 20 del siglo pasado, un alto cargo político que paseaba por San Telmo, miró el reloj para calcular el tiempo que le faltaba para coger un tren, pero debido a este atraso lo perdió y elevó una queja al gobernador de la ciudad, que a su vez la trasladó al Cardenal, quien en lugar de subsanar el desajuste, se limitó a tapiar el reloj de San Telmo.
No obstante, este desajuste se mantuvo hasta el año 1956 cuando se adelantó el reloj de la Giralda para hacerlo coincidir con el del Cabildo.
Una vez conocidas las anécdotas del cuerpo del reloj, continuamos con la descripción de los cuerpos de la Giralda.
Sobre el cuerpo del reloj, se encuentra el cuerpo de las estrellas o del pozo, compuesto por arcos de medio punto y un friso, en el que podemos leer una inscripción en latín cuya traducción es la siguiente:
“ Torre fortísima es el Nombre del Señor”
Por encima de este cuerpo nos encontramos con el cuerpo redondo o de las carambolas, sobre el que se eleva el penacho, en cuya cúpula se encuera la Tinaja, o lo que es lo mismo, la gran esfera de bronce que hace las veces de base de la estatua del Triunfo de la fe victoriosa, o como es más conocida comúnmente, el Giraldillo.
Este remate final merece un apartado, ya que es precisamente esta estatua la que da nombre a la torre de la Giralda. Esto se debe a que la estatua es una veleta que gira con los cambios de viento, y de ahí procede su nombre.
La estatua representa a una figura femenina, que se basa en las antiguas esculturas de Palas Atenea. Su diseñador, el pintor Luis de Vargas, representa a la diosa con ropas militares y casco, lo que se identifica con la fuerza y determinación del ejercito cristiano. La figura también se representa embarazada para reflejar la esperanza en la victoria. Los dos últimos atributos que vemos en la escultura, son una rama de palma, que representa esta ansiada victoria, y un gran escudo decorado con una cruz latina, símbolo del cristianismo.
El modelado escultórico de la figura se atribuye a Juan Bautista Vázquez el viejo, mientras que su fundición en bronce fue obra del maestro artillero Bartolomé Morel. La veleta se colocó en la cúspide del campanario el día 13 de agosto de 1568, momento desde el que domina la ciudad de Sevilla desde las alturas, a excepción de un breve periodo entre 1999 y 2005, en el que se bajó de su ubicación para ser restaurado. Durante estos años, en su lugar se colocó la réplica que a día de hoy podemos contemplar junto a la Puerta del Príncipe.