Palacio Arzobispal


 

 

El magno edificio del Palacio Arzobispal, o primitiva Universidad Literaria, fue la sede primera de la Universidad de Granada, erigida por el Emperador Carlos V en 1526. Su fundación tuvo lugar durante la conflictiva relación con los moriscos del Reino de Granada, admitiéndose la docencia como medio eficaz para su integración. En 1767, la Universidad se trasladó al antiguo colegio de la Compañía de Jesús. Hoy es el edificio de la Facultad de Derecho.

El primitivo edificio se convirtió en 1769 en sede de la Curia, tribunal eclesiástico con funciones burocráticas, administrativas y judiciales. A tal fin, se realizaron las pertinentes obras de reforma y conexión con el vecino Palacio Arzobispal

La Universidad granadina se concibió desde el principio según el esquema propio de Alcalá de Henares, como estudio general universitario asociado a un colegio mayor. De sus tres fachadas sólo la principal, frontera al templo catedralicio, presenta relevancia arquitectónica, dado que la lateral se abrió funcionalmente a la Plaza de las Pasiegas a finales del siglo XVII, y la del Colegio Catalino sólo tuvo una pequeña puerta, dado que el concejo granadino era poco proclive a permitir la salida y distracción de los estudiantes hacia el bullicio dela Plaza de Bib-Rambla.

Distribución de las salas en la Curia:

En general, y a pesar de los cambios de uso a lo largo de su historia, el edificio ha mantenido su organización interna, salvo en la crujía colindante con el palacio Arzobispal, donde en el siglo XVIII se abrió la comunicación entre ambos inmuebles y se construyó una escalera secundaria. La planta baja del edificio comprendía las aulas de Gramática y de Leyes y Cánones, a izquierda y derecha del zaguán, otra de Gramática en la crujía oriental y el Aula Magna. En el piso principal, se ubicaron la sala de Actos Secretos o General Alto y Biblioteca, el Rectoral, la sala Claustros y aula de Filosofía, el aula de Medicina y el aula de Teología y Capilla.

Este amplio conjunto de estancias muestra un rico repertorio de alfarjes, y, en fin, como recuerdo histórico del devenir universitario del edificio merece destacarse la recuperación de algunos vítores por la obtención de grados de los estudiantes, entre los muros que circulan las galerías del patio.