El 27 de agosto de 1891 se inaugura la calle Larios, proyecto realizado por el ingeniero José María Sancha y modificado más tarde junto a Manuel Rivera.
Para su construcción el Ayuntamiento promovió una sociedad anónima con un capital de un millón de pesetas de la época -6.000 euros-, siendo la mayoría de las acciones adquiridas por la familia Larios.
El valor arquitectónico y urbano de este espacio de la ciudad es indudable como conjunto armónico y consolidado, destacando sus edificios, proyectados por Eduardo Strachan y Viana-Cárdenas.
Desde sus orígenes la calle Larios ha tenido un uso mixto, de tráfico rodado y peatones, hasta su remodelación en 2003 cuando pasó a ser peatonal. Además de ser una importante calle comercial, entre las primeras de España, junto con la Plaza Constitución forma un espacio urbano protagonista de importantes acontecimientos de la ciudad.
Esta calle tiene su inicio en la Plaza de la constitución, y continúa hasta llegar a la glorieta del Marqués de Larios. La calle mide 300 metros de longitud y 16 metros de ancho. Lleva el nombre en honor a Manuel Domingo Larios, segundo Marqués de Larios.
El primer proyecto para la apertura de la calle Larios fue realizado por el ingeniero José María Sancha, aunque más tarde fue modificado para tener el trazado actual. Ese primer proyecto trazaba la calle que partía como ahora desde la Plaza de la Constitución, pero discurría por la Calle Toril, Salinas, Desengaño (ahora Strachan,) Plaza del obispo, Sancha de Lara y San Juan de Dios.
El 1 de Mayo de 1880 siendo alcalde de Málaga, el cartameño Alarcón Luján, el Ayuntamiento hizo públicas las bases de una Sociedad Anónima para promover la construcción de la calle. El capital de la misma se fijó en un millón de pesetas, que se distribuyeron en cuarenta acciones de 25.000 pesetas cada una. Las primeras acciones fueron vendidas a la Sociedad Hijos de Manuel Heredia, Hijos de Manuel Larios, Antonio Campos Garín, Jorge Loring y Simón Castell. Por acuerdo de 11 de Mayo de 1887 con el Ayuntamiento y siendo alcalde Liborio García, la responsabilidad de las obras quedaron en manos de la Casa Larios.
Los edificios no debían de tener más de 20 metros de altura, las obras deberían realizarse en solo cuatro años y el terreno que debía ocupar la calle (4.800 metros cuadrados) quedaba a favor de la ciudad. Para la realización del proyecto se expropiaron casa de las calles Siete Revueltas, San Juan de los Reyes, Callejón de Gato, Almacenes, Callejón del Fraile, Callejón del Perro, San Bernardo el Viejo, Salinas, Postas, Espartería y Don Juan Díaz.
El día 15 de Mayo de 1887 se inician las obras, el arquitecto Eduardo Strachan Viana-Cárdenas permaneció al pie de obras día tras día dirigiendo de manera personal a los 1.200 trabajadores contratados por José Hidalgo Espildora, que al pasar los años habría de convertirse en propietario de la Fabril Malagueña y presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación.
Trabajó en la construcción de la calle Larios, Don Antonio Baena Gómez, que con el tiempo se independizaría como constructor y que además fue el primer presidente de la grupación de Cofradías. La nueva calle fue recepcionada por el Ayuntamiento, ya entonces presidido por el alcalde Sebastián Souvirón Torres, el 27 de Agosto de 1891. La bendición corrió a cargo del obispo de la diócesis Marcelo Spínola y Maestre, más tarde nombrado arzobispo de Sevilla. Por la Casa Larios, ante la ausencia del marqués dio la gracias al apoderado general Antonio Jiménez Astorga.
El primer adoquinado se hizo con tarugos cuadrados de madera, que daban al suelo de la calle aspecto de un elegante parqué. Dieciséis años después, en Septiembre de 1907, la histórica «riada» que se produjo al desbordarse el río Guadalmedina, levantó los tarugos de madera que hubieron de ser sustituidos por otros de granito. En el año 2002 siendo alcalde Francisco de la Torre Prados, y tras una profunda remodelación se reinauguró la nueva calle peatonal, así como la de la Plaza de la Constitución.
Esta importante calle malagueña, es un punto comercial de gran relevancia en la ciudad, ya que a lo largo de sus 300 metros se aglomeran infinidad de locales con firmas de alto nivel, así como todo tipo de negocios.
Además de por su importancia comercial, esta calle es un lugar de encuentro para todos los habitantes y visitantes de la ciudad, ya que aquí se celebran eventos de gran importancia para la vida de la ciudad, como la semana santa, el alumbrado navideño o exposiciones temporales al aire libre.
Otro atractivo de la calle, son los elementos que la componen, como los edificios, o las escultura, de las que la más conocida, sin duda, es la denominada como » Points of View » del escultor británico Tony Cragg, instalada en el año 2005.
En referencia a los edificios de la calle, el arquitecto Eduardo Strachana se basó en la escuela de Chicago de finales de siglo XIX, flanqueando la calle con edificios de corte noble con un diseño curvo en todas las esquinas para facilitar la entrada de aire procedente desde el puerto con el fin de mejorar la calidad del aire de toda la zona, ya que el saneamiento del lugar era bastante deficiente.